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martes, 1 de septiembre de 2020

Poema escrito en tiempos de pandemia


Poema escrito en tiempos de pandemia
con una foto de Kevin Carter de fondo.

Pandemia es el niño
observado por la muerte
desde los ojos de un buitre
y que en sus huesitos

se puede leer el hambre.
Un rifle que grita
contra los inocentes

en Siria, Kurdistán, Palestina o Rakáin
y que se toma la toda

la sangre, pero no pierde la sed.
Lo es el puño que besa la boca de la mujer
que aprende el niño 
y que practica como un monje.

Lo son esos ríos de huesos olvidados
tras una niebla de balas
y que en el teatro bélico

desaparecen tras el telón.
Pandemia son los campos
de refugiados que no conocen la paz
que sueñan con pan
y leche 
en sus manos agrietadas.
También la niña que se convierte en el juguete
de un depredador y que se esconde

en su casa de muñecas a llorar su dolor.
Son las cifras de cuerpos sin reclamar
que se pudren en las estadísticas
y que solo sirven para

ser sumados sin saber sus nombres.
Pandemia es el fuego en el Amazonas
la mano criminal que se esconde
y que está manchada

por las cenizas de la tierra.
De igual manera lo son los niños
que dejan huérfanos a los lápices
cuando la guerra les tocó el hombro
y nunca más supieron

de los juegos y sus amigos.
Pandemia son las bombas
esos juguetes curtidos de olvido y polvo
la extinción del oso polar
las madres a las que

 no les queda sangre ni leche
para abastecer una población

infantil en Burundi
pandemia soy yo y este poema
que no le da de comer al niño
observado por la muerte desde los ojos de un buitre.

JoseErnesto2020








miércoles, 8 de abril de 2020




Ro Mamun: Un maestro que enseña a vivir ante la desesperanza



Ro Mamun (foto suministrada)
¿Qué lleva a una persona a emigrar? Será la búsqueda de nuevas oportunidades económicas o la posibilidad de obtener una mejor calidad de vida para el emigrante y su familia. ¿Podrá ser eso? Podrá ser que la estabilidad emocional y física se encuentra en otro lado que no es el país de uno. Y lo vemos mucho en las noticias, conocemos sobre los migrantes mexicanos, centroamericanos, sirios, palestinos y hasta puertorriqueños, pero ¿qué pasa cuando emigrar es la única forma de sobrevivir, ¿qué ocurre cuando emigrar se convierte en una huida por encontrar un trozo del pan de la paz que jamás llegó, qué pasa? Pues esto es lo que sucede con los Rohingyas, una etnia sin nacionalidad que para poder sobrevivir tienen que embarcarse en una violenta travesía a través de ríos y montañas. Para los Rohingyas, un grupo musulmán minoritario en la costa oeste de Myanmar, la huida se convierte en un pequeño respiro contra la brutalidad a la que son sometidos en Rakáin y por eso migran, huyen, se desplazan, se ausentan. 




Familias Rohingyas reciben alimentos para sobrevivir.(foto suministrada)
Ro Mamun o Arman es su nombre de lucha y resistencia, su nombre real lo guardamos para que su seguridad no se vea comprometida, y, es un joven Rohingya nacido en 1995 dentro del campamento para refugiados Nayapara en Bangladesh, sus padres huyeron hacia Bangladesh en 1992 cuando el estado birmano ejecutaba una apártida contra los Rohingyas. Fue en 1992 cuando 14,000 Rohingyas cruzaron fronteras, ríos y montañas para llegar a Cox’s Bazar y sus padres estuvieron en esa oleada de refugiados. Actualmente se estima que hay cerca de 700.000 refugiados en distintos campamentos siendo Kutupalong el más grande de ellos. Para nosotros es totalmente ajeno lo que sucede en Myanmar, por ejemplo, muchos desconocíamos que en agosto del 2017 hubo un nuevo estallido de violencia contra esta etnia olvidada por el resto del mundo. En el 2017, después de que supuestamente unos jóvenes Rohingyas violaran y asesinaran a una joven budista birmana hubo una explosión de atentados contra el pueblo y el ejército quemó, asesinó, violó y torturó cuanto pudo a su paso a los Rohingyas, creando así la escena para otro desplazamiento de esta etnia. Se considera que el régimen al que son sometidos es la crisis humanitaria más grande de la época moderna. Un estimado de 8,000 Rohingyas huyen hacia Bangladesh intentando escapar de la guerra injusta que viven. 




Ro Mamun no vivió esa guerra del estado birmano contra su gente, pero está inmerso en otra guerra dentro de los campamentos de refugiados Rohingyas, y es que dentro de los campamentos a los refugiados no se le permite acceso a la educación formal, solamente tienen permitido estudios primarios dentro de los campamentos por lo que estudiar fuera de ellos es casi imposible, y digo casi porque Ro Mamun se las ingenió para crear una grieta en el sistema represivo bengalí. Primero estudió más de los grados primarios de manera secreta dentro de los campamentos y fuera del alcance del gobierno de Bangladesh, luego en el 2011 falsificó un certificado de nacimiento para hacerse pasar como un bengalí para de esa forma poder ser admitido en una escuela fuera del campamento. Tuvo que cuidar mucho su procedencia pues si era descubierto podría caer preso o en el peor de los casos torturado por los elementos policiacos bengalíes. Rompiendo con todos los pronósticos reservados para un Rohingya refugiado, Ro Mamun fue admitido en una universidad y cursa estudios en la Universidad Nacional de Bangladesh, es maestro y ahora tiene una escuela donde imparte clases dentro del campamento de refugiados. Cabe destacar que las autoridades universitarias desconocen que Ro Mamun es Rohingya, tiene que disimular su etnia para poder completar su grado y llegar a graduarse.






Estudiantes de Ro Mamun. (foto suministrada)   
Para Ro Mmaun y muchos otros Rohingyas dentro de los distintos campamentos de refugiados la vida es insoportable. Muchas veces no tienen comida ni medicinas ni otros servicios esenciales y dependen de las ayudas que La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) les pueda ofrecer o de lo que el Programa Mundial de Alimentos (PMA) les brinde. Son muchas las dificultades con las que tienen que lidiar y sobrevivir los Rohingyas, cómo, por ejemplo, el limitado acceso a internet que los conecta con el mundo y los hace visible, en el caso de Ro Mmamun este tiene que caminar unas 5 millas hasta el punto donde pueda tener acceso a internet y así comunicarse y conectarse con el mundo exterior alejado de la cruel realidad de los campamentos de refugiados, esto sin dejar atrás el azote de monzones que tanto daño hacen como la mano injusta del opresor.
Niños Rohingyas. (foto suministrada) 



Debemos destacar el hecho de que Ro Mamun es una voz activa que denuncia las crueles prácticas del gobierno de Bangladesh contra su gente que vive en los campamentos. Si visitamos su perfil de Facebook (https://www.facebook.com/ro.mamun.3/about) podemos ser testigos de su activismo por los Derechos Humanos de los Rohingyas. Es importante recalcar qué, aunque Ro Mamun vive una vida dura y carente de simplicidades tan básicas como agua potable, es un hombre que está agradecido de la vida y siempre dispuesto a dar su mejor versión para un mejor mundo. Él solo sueña con que su pueblo Rohingya sea tratado con dignidad tanto por Myanmar como por el gobierno de Bangladesh, es un hombre que soñó siempre con ser una persona educada que pudiera llevarle luz a su pueblo y a su generación, y, lo está logrando y lo aplaudo y lo celebro.
Hogares Rohingyas en Nayapara. (foto suministrada)



Familias Rohingyas recibiendo alimentos. (foto suministrada) 
Niños Rohingyas en clases. (foto suministrada)
Para finalizar voy a concluir con una cita del propio Ro Mamun: “I’m one of the vulnerable Rohingya and I Always love serving the human beings.” 



La niñez Rohingya (foto suministrada)

La hora de la cena Rohingya. (foto suministrada)