Poema escrito en tiempos de pandemia
con una foto de Kevin Carter de fondo.
con una foto de Kevin Carter de fondo.
Pandemia es el niño
observado por la muerte
desde los ojos de un buitre
y que en sus huesitos
se puede leer el hambre.
Un rifle que grita
contra los inocentes
en Siria, Kurdistán, Palestina o Rakáin
y que se toma la toda
la sangre, pero no pierde la sed.
Lo es el puño que besa la boca de la mujer
que aprende el niño
y que practica como un monje.
Lo son esos ríos de huesos olvidados
tras una niebla de balas
y que en el teatro bélico
desaparecen tras el telón.
Pandemia son los campos
de refugiados que no conocen la paz
que sueñan con pan y leche
que aprende el niño
y que practica como un monje.
Lo son esos ríos de huesos olvidados
tras una niebla de balas
y que en el teatro bélico
desaparecen tras el telón.
Pandemia son los campos
de refugiados que no conocen la paz
que sueñan con pan y leche
en sus manos agrietadas.
También la niña que se convierte en el juguete
de un depredador y que se esconde
en su casa de muñecas a llorar su dolor.
Son las cifras de cuerpos sin reclamar
que se pudren en las estadísticas
y que solo sirven para
ser sumados sin saber sus nombres.
Pandemia es el fuego en el Amazonas
la mano criminal que se esconde
y que está manchada
por las cenizas de la tierra.
De igual manera lo son los niños
También la niña que se convierte en el juguete
de un depredador y que se esconde
en su casa de muñecas a llorar su dolor.
Son las cifras de cuerpos sin reclamar
que se pudren en las estadísticas
y que solo sirven para
ser sumados sin saber sus nombres.
Pandemia es el fuego en el Amazonas
la mano criminal que se esconde
y que está manchada
por las cenizas de la tierra.
De igual manera lo son los niños
que dejan huérfanos a los lápices
cuando la guerra les tocó el hombro
y nunca más supieron
de los juegos y sus amigos.
Pandemia son las bombas
esos juguetes curtidos de olvido y polvo
la extinción del oso polar
las madres a las que
no les queda sangre ni leche
para abastecer una población
infantil en Burundi
pandemia soy yo y este poema
que no le da de comer al niño
observado por la muerte desde los ojos de un buitre.
cuando la guerra les tocó el hombro
y nunca más supieron
de los juegos y sus amigos.
Pandemia son las bombas
esos juguetes curtidos de olvido y polvo
la extinción del oso polar
las madres a las que
no les queda sangre ni leche
para abastecer una población
infantil en Burundi
pandemia soy yo y este poema
que no le da de comer al niño
observado por la muerte desde los ojos de un buitre.
JoseErnesto2020